El coma patológico
Vivo encerrado
en la bóveda de mi cerebro a salvo de invasiones alienígenas
Creo haber
notado varios intentos de contacto, pero me hago el desentendido, tal vez no
sea muy elegante dar la callada por respuesta, pero qué podría decirles a los
seres de las impolutas batas blancas.
A veces colman
mi paciencia cuando me sujetan los parpados obligándome a ver el espacio
exterior, tan aséptico, tan aburrido.
Últimamente les
ha dado por hablarme bajito al oído para contarme sus aburridas historias de
quehaceres rutinarios, sospecho que quieren hacerme reaccionar, y al establecer
contacto llevarme a su mundo, enfermizo mundo.
Afortunadamente
rara vez les percibo, sino como una desagradable molestia que pronto se pasa.
En mi bóveda he
construido un espacioso mundo donde no importan las proezas de otros, y no hay
coto ni veda a mis sueños.
Los seres de
fuera sé que no quieren nada bueno para mí, a no ser algún trabajo esclavo, por
ello lucho con todas mis fuerzas para vivir mi mundo y para cuando muera que
hagan de mí lo que les apetezca.
Nunca me gustaron las películas de marcianos
Si no fuera por ese toque de humor (negro) que siempre pones en tus escritos me hundirías en la miseria de ese coma patológico en el que yo me acomodo de vez en cuando, no creas, porque no es nada fácil salir de él a pesar de los intentos diarios. Y además,la risa aumenta las arrugas, dicen(cuánto gili).
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