14 de octubre de 2020

Prefiero ser un ratón

Prefiero ser un ratón

 

 

En las fábulas aparecen animales que son el trasunto del hombre.

Hay diferentes representaciones al gusto de cada cual. Un fiero león, el astuto zorro, el ojo avizor de un águila y los tímidos ratoncillos.

Pensé en qué me gustaría ser a mí. Alguna ostentosa ave, un ágil felino. Y llegué a una diáfana conclusión: ratón. Pero no de cualquier tipo: pondría mis propias condiciones. Me decanto por ratón de hostería y como hábitat, la bodega.

No estaría mal vivir rodeado de queso y vino.

Un mordisquito por aquí una libación allí mismo, y una única preocupación despistar al gato, que un exceso de confianza te puede acarrear un disgusto, vale que está viejo y gordo y que sus garras no son lo que eran, pero le pone vocación. Soslayando los peligros, a cambio tienes a tu entera disposición una despensa repleta de quesos apilados según procedencia y olor, junto con unas vasijas repletas de vino de la tierra indispensable para trasegar ese queso que se queda en la garganta y no circula. El paraíso, vamos.

En cualquier idioma; cheese sirve claro para conseguir agradables sonrisas en los retratos, fromage, al ser francés, tiene su aire a lo rey mago y el fromagio tan cantarín.

En el idioma con el que me desenvuelvo, la palabra queso tiene un toque a interrogación: ¿qué es eso?, y repetido con fluidez encuentras en la propia pregunta la contestación. La pregunta y la respuesta va implícita, no obsta reconocer que no importa su origen ni las fronteras que haya cruzado.

Por eso reconozco que mi predilección por el pasaje del ciego en el Lazarillo está plenamente justificada, ítem más, viene a corroborar que no solo se come con los ojos, también lo hacemos con la nariz.  A ver si no qué iba a degustar el ciego.

Y la variedad de tactos y formas hacen al queso un sensual compañero.

Una cata de quesos acompañados de vino de la región, eso sí, los enjuagues se tragan, nada de ir escupiendo en bacinillas al uso los restos de la cata.

Sí hay que tragar, se traga.

Faltaría más.