9 de julio de 2019

Insolentes








Insolentes


Los pájaros de la ciudad son insolentes; defecan sobre nosotros sin arredrarse, fiados como van por las alturas de ser inalcanzables, pues trasnochados los tirachinas de los otrora traviesos mozalbetes, no sufren de impedimento alguno que merme su progenie, proliferan por doquier y en abundancia, dejándonos recuerdos suyos por los tejados, las paredes o el asfalto y, lo más asqueroso, sobre nuestras testas. Y lo mismo les dan que vayan cubiertas con telas y tocados o las cabezas descubiertas, sean estas de abundante cabellera o más bien rala. Las aves te mandan su regalito hediondo y pastoso, cuando no te resbalas produciéndote esos esguinces tan molestos y las temidas rozaduras cuando se acaba tocando cemento.
Los he visto clavar su mirada en mí con un aire furibundo, al parecer irritados, afirmando su dominio de alfeizares y voladizos, saltando a las ramas de las que son señores, cuando su seguridad les aconseja.
Por su inquina deduzco que todos hemos sido, en algún momento, víctimas propiciatorias, y hemos recibido, por tanto, alguna insolencia suya. En el pelo, sobre la ropa, en aquel suéter que tanto nos gustaba y que, con ignorancia, paseamos por la ciudad inconscientemente.
Esa mancha que notamos en el momento de despojarnos de nuestra prenda o al pasar el peine por la cabeza, y ese hedor repugnante que nos acompañó tanto trecho y del que somos en ese instante conscientes.
Confirmo en una pequeña encuesta elaborada entre conocidos y transeúntes, la extensión y proliferación de sucesos escatológicos.
Hay comprensión y gestos cómplices de los que han sido objetivo de los arrojos de gorriones, palomas y demás aves volanderas.
Aves soltando lastre sobre nuestras cabezas, en los hombros, sobre la espalda, guano vertido sobre la ropa que roe tejidos y nos atufa.
No hay colonia que enmascare el fétido aroma sobre la tela.
Y el auto. Tu auto cubierto de cabo a rabo por excrecencias de plumífera procedencia
¿Por qué nos odian los pájaros? ....

7 de julio de 2019

Ayer te vi

Ayer te vi


Y ayer te vi.
Destacando entre amapolas,
Y hoy lo sueño perdido en tus ojos,
Flotando sobre tus labios,
Tan cerca estuve, de ti.

Porque ayer te vi.
Parapetado tras un libro abierto
En una pagina desconocida,
Cabriolabas por las flores
Con la música que llevas puesta.
Y tal vez pienses que no te vi.

Miraba discreto, fingiendo esa indiferencia
Conspicuamente construida.
Y hoy ensueño,
Volver a verte bailar
En aquel campo florido.

Porque yo ayer te vi.
Paseabas belleza.
Enamorando a Mateo.
Y Fito te vio saludar.
Te hicieron canciones.
Yo también te vi.

Porque ayer te vi
Acariciando las flores.
Y cerré los ojos para sobrevolarte
Y en silencio imaginar otra canción.
Tan cerca estoy,
Tan cerca estuve.
De ti.

  Hoy te vi. Eduardo Mateo # Un vestido y un amor. Fito Páez. Buscarlos en Youtube