8 de junio de 2021

El descubrimiento


 

El descubrimiento

 

Por entrar al baño con la intención de desprenderme de eso que llevo dentro y ya no necesito, descubrí, a mi pesar, esos efluvios desagradables consecuencia de mis desechos. Yo tenía la convicción de que los malos olores siempre eran culpa de otros, pues andando la plebe carcomida por dentro no era de extrañar todo tipo de malos humores y flatulencias.

Pero lo mío nunca lo hubiera sospechado.

A fuer de ser sinceros, fue un “descubrimiento desagradable”. A la postre cabía ser uno más, y que los demás pensasen que Yo también andaba descompuesto por mis entretelas y que mis expeliciones o las tuyas carecen de encanto rural o de ciudad que valga, son solo apestosidades.

Por otro lado, es de envidiar a esos animales capaces de ir olisqueando detritus de otros sin hacer aspavientos ni mostrar ascos, se puede inferir de ello un peculiar disfrute ante aromas ajenos.

Invito a la gente a probar y a oler los excrementos que se topen por la rúa y me lo cuenten.

Sintiéndolo mucho, me autoexcluyo del experimento por escrúpulos.

De todas formas, los interesados pueden mandar sus impresiones vía e-mail a la dirección de correo pertinente, donde convenientemente serán enviados al trash.

Y es que comer, comerás gloria, pero c...