Viene a visitarnos la Navidad con sus visitas y empachos.
Dos mil once nos hace un guiño,
Sonríe y nos invita a un vino
De su mano abierta desbordan los turrones
Mantecados, piñones, alfajores,
Roscos y por supuesto, polvorones.
Quisiera regalar bonitos recuerdos de Navidad
Enviarte por el éter un puñado de traviesas sonrisas
A lomos de hálitos divertidos,
Esos que nos quedan
Tras las más sonoras carcajadas,
Aquellas que te obligan
A sujetarte los ijares
Que son los lugares
Por donde se reflejan las risas
Voy a entregarte abrazos con cosquillas
Y un polvorón que debes trasegar
Con una copita de buen licor, sin abusar.
No es por obligación, pero aligera el cuerpo un poco,
Entregándote sin reparos a los dispendios del alborozo,
Derrochar contento, ser jocundo y divertido. Es, un puro gozo
Chipén, bullicio, hilaridad
Que nos oigan los mercados
Que no agoten la esperanza
Que se reflejen en tus ojos
Mi risa
Y en los míos
La tuya.
Dos mil once se va. ¡Viva el dos mil doce!
No hay comentarios:
Publicar un comentario