Por
mi nacimiento 4
Por lo que colijo de mis
padres, eran gente equilibrada a la hora de generar descendencia.
En plena guerra engendraron un chavalote que con el tiempo
devendría en un hombre de pro. Años más tarde, 3 ó 4, adquirió mi madre un
nuevo estado de ingravidez que después de nueve meses cuando el producto
aparentaba estar en sazón, va y nace muerta.
Hubo su momento de reconcome y tal, pero no fue a más.
Al no haber palpitado nunca no se crio ningún vínculo y se
paso página o eso creo. Mis padres no hablaban de ello. Mi hermano Luis era
pequeño para acordarse de algo.
Entre treinta o cuarenta años más tarde, unos aprendices de
enfermeros pasaban por las casas haciendo prácticas, como las de obtener el
grupo sanguíneo.
Ahora dejaremos pasar unos instantes de intriga, un
redoble, este suspense tiene su aquél pues aclara ciertas cosas de la historia
familiar.
Mi madre tenía el Rh negativo y aunque mi padre hacía un
tiempo que había fallecido, conservábamos las pruebas de sus últimos análisis.
Conservaba mi madre, aclaro.
Mi padre positivo, mi madre negativo, más allá de las
ironías que esto puede generar, me llevo a la deducción de varios puntos.
En casa yo he
sido el más proclive a las deducciones o al razonamiento elevado, creo que por
cierta tendencia mía a la Lógica y a la Filosofía.
En
conclusión, mi hermano mayor, al que ya conoceís como Luis, tiene el Rh
positivo, la supuesta hermana fue considerado por el cuerpo de mi madre, como
elemento no deseado, y al ponerse de parto entraron a saco los famosos
anticuerpos, es por ello por lo que tengo una hermana no nata que estuvo
residiendo en el Limbo hasta que Juan Pablo II lo abolió, algo bueno hizo
después de todo.
Luego vino mi
hermana Pepa que pillo a los anticuerpos de mi madre desprevenidos y pudo salir
sin problemas.
Muchos años
después y cuando nadie se lo esperaba, de improviso, se gestó mi nacimiento.
En mi caso y
para asegurarme me hice con una impronta de Rh negativo con ello los
anticuerpos de mi madre y yo establecimos desde un principio, una entrañable
relación o colegueo, permitiéndome venir al mundo con su total aquiescencia.
La que lo
paso peor fue mi madre, pues al ser mujer de cierta edad, el médico la dijo de
primeras que era la menopausia, a lo que iba al ser madura, le costó ciertos
quebrantos de los que se recuperó mal que bien, eso no fue óbice para
establecer una relación especial entre ambos. Al final llegó a cumplir 89 años
con achaques, pero oye que son 89 y no está mal.
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