10 de noviembre de 2023



¡Qué decir!

 

 

Empezar directamente a contar mis propias miserias.

 

Olvidar que alguna vez el cuerpo fue joven.

Recuperar los dolores de su ausencia.

Recoger en un puño los cuentos del pasado,

historias de viejos contados por viejas,

antiguos relatos, canciones que se repiten

como un mantra de obsesión y odio.

 

Soy un pobre diablo.

 

Olvidé,

que hay motivos que se escuchan,

también que hay cosas que soñar,

y a veces, raras veces, lo sé,

se tienen razones para vivir.

Y no solo repetir, sin conocimiento,

la sarta de sandeces que a diario se oye.

 

¡Qué decir!

 

Mi padre murió cuatro meses antes de llegar a los 66 años

y yo me pregunto si llegaré a esa edad,

o si tal vez estoy en mi límite.

Ya me acerco.

Estoy ahí.

Estoy aquí.

Tanto tiempo transcurrido desde los primeros pasos.

Tantos recuerdos agazapados en los intersticios de una materia gris.

Y los sueños escondidos junto con mis esperanzas muertas.

El futuro es desconocido.

El pasado lo recuerdo perfectamente.

Mi presente es incierto.