En las nubes
(Ángeles y demonios) 5
Un espeso olor producto de la
putrefacción orada la pituitaria
Los
cuerpos cubiertos de pústulas despiden nauseabundos aromas.
Yacen
por el suelo decenas de globos oculares sin dueño,
Una
pátina de liquido biliar tapiza el suelo.
Por
las paredes resbalan sustancias desconocidas, pringosas.
Envolviéndote,
llega el rítmico golpeteo de un batán,
Entre
el ruido traspasan alaridos, desconocidas voces
Atormentados
con el chirrido de tizas sobre pizarras.
Nos
cosieron los labios para no poder comer
Y el
estomago se retuerce sobre si mismo, plegándose.
Oscura
como la pez nos rodea eterna, la noche.
Afortunados
los que cayeron rápido, con un tiro
De
gracia maldita, tan terrible y deshumanizada.
Lo
puedes leer en sus ojos. Nos lo merecemos,
Es
por nuestro bien, hay que ser agradecidos.
Zyklon
B inhalado por los pulgones.
Vertiendo
los cuerpos enjutos en calderas,
Abonando
la tierra con cenizas de millones,
El
aliento próximo a la piel de mil perros rabiosos.
Estos,
dueños de colmillos sujetos con cadenas,
Siempre
a punto de romper.
Permanecí
callado y ahora mi voz no se escucha.
Visito
el dispensario para las tareas de todos los días,
Cuidado
de no resbalar al pisar las heces
De
tanto intestino reventado.
Con
cuidado amontonar con una pala los desechos,
Cargar
el estiércol en la carretilla,
Verterlos
al cangilón donde fermenten.
Con el bisturí abren corazones
Con los dedos hurga en las cavidades,
Explorando científicamente la anatomía.
Los
conocimientos adquiridos servirán para salvar muchas vidas.
Vidas
de los suyos.
Nosotros somos prescindibles.