11 de mayo de 2010

Zozobra


Pienso expresar mi zozobra de forma dispar, según el estado de animo momentáneo, seré mentiroso si me conviene, ¿por qué no sacar provecho del autoengaño y la engañifa premeditada?. Es menester subsistir en un mundo tan cambiante que lo mejor es devanarse los sesos en sesudas elucubraciones de carácter variopinto y exquisito, como ese paté que no puedo tomar porqué soy vegetariano y arborista. Dedico mi ocio a la plena dedicación del estudio de las ramas arbóreas y su salutífero influjo en los humores linfáticos y paralinfáticos, vesiculares, hepáticos, pancreáticos, sanguíneos, intestinales, plasmáticos, estomacales, pulmonares y miocárdicos. Vivo en continuo estado de prevención contra cualquier manifestación de eso que podríamos definir como un estado de aquiescencia con el tópico y la barbarie, es una desazón que no apagan las pomadas naturales. Soy, en definitiva, la demostración palpable del espíritu que amalgama este mundo nuestro, tan contradictorio y elitista, como el más antiguo de los discursos monomaníacos que de vez en cuando se autodedica el hombre. 
--Evidentemente, estoy hablando de la salud.
--¿Estás seguro?.
--Puede que inconscientemente sea de la crisis financiera global.
--Pero, ¿tu te enteras de lo que has escrito?.
--Te crees que voy a rellenar la hoja en blanco con letras sin sentido, en un extraño juego autocomplaciente.
             --Me lo temo. Muchas veces me lo temo.