ADVERTENCIA: Antes de empezar conviene leer
atentamente las instrucciones.
Hay una
tienda de muebles cuyo nombre no deseo mencionar, que te vende desde una silla
a un armario envuelto en un paquete, para que lo montes en casa.
Pasados
los primeros momentos de alegre desenfreno al retirar los embalajes, tan llenos
de sorpresas, con sus aparejos diversos, sus miles de bolsitas y sus exóticos
tornillos, y cuando lo tienes extendido por el suelo de la casa; es de recibo
desplegar las instrucciones.
[Por
experiencia aconsejo pegarlo a la pared para tener una visión de conjunto, y no
perderse por los pliegues del papel. Es importante hacer previamente una
fotocopia, pues como es sabido las hojas tienen dos caras, y si pegas a la
pared el haz, te pierdes el envés, y con ello una parte considerable de las
instrucciones. Evitaremos así la penosa situación de terminar con una silla sin
patas o un armario sin puertas].
En el kit
del buen montador no deben faltar unos recios guantes de trabajo, so pena de
acabar con unas molestas bolsitas purulentas en las palmas de las manos, que
degenerarán, inevitablemente, en unas irritantes heridas escocedoras.
Es
imprescindible seleccionar el lugar de trabajo. Ni que contar la que se montó
cuando después de ensamblar la cama, hubo que llevarla desde el salón al
dormitorio.
Repasemos
lo necesario.
-Lo
primero: los guantes y unas herramientas adecuadas a lo que quieres montar.
-Lo
segundo: fotocopia por las dos caras de la hoja de instrucciones, para no
perderlas de vista.
-Tercero:
Una caja, donde vaciar el contenido de
las múltiples bolsitas, antes de que se pierdan debajo de algún mueble.
-En
cuarto lugar paciencia y un botiquín a mano, por si acaso.
-Por
último. Ahorrar un poco de dinero y compra el mueble montado.