Mocedad
I
Vuelan manos sobre su pelo, suave, deshilvanado.
Los ojos tienen querencia y se fijan a su paso como una
lapa,
y a besarla voy, poseso y enloquecido, a morir por el
fuego.
De amor.
¿Si quiere?
II
Y en verano en la playa, los amantes pasean senso.
Nace el camino oriental que lleva a Basora.
Juegan a encontrarse entre la vida.
Como si no existiera nada.
Solo un decorado entre ellos y el tiempo.
Sólo las rocas y desvisualizados restos que la marea dejó.
Sólo sus risas sobrepasando el ruido.
Inertes las furias del huracán.
III
Y cuando las sombras entre la curva de los cuerpos y la
línea del agua,
larga, infinita, besando la arena, desde el principio,
desde el fin.
Se uncen los cuerpos móviles, en el estático instante que
devora el amor.