1 de octubre de 2012

Reflexiones al volante y momentos inolvidables.


I
Iba conduciendo por una carretera regional, cuando a un lado del camino vi una señal triangular con la punta hacia arriba, fondo blanco, y ribete rojo, en la que claramente se distinguía, altiva, una vaca con su ubre. Unos metros más adelante, en medio de la vía, exactamente en el centro, me topé con una vaca varada sobre el asfalto, indiferente a todo; evidentemente frené, y cuando fui a tocar el claxon para espantarla, la mano de mi acompañante me detuvo, diligente, bajó del coche y con paso decidido se acercó al rumiante,  y empezó a mecerla con ágiles movimientos.
Una vez finalizado el ordeño, cogió el cubo y lo llevó al borde de la carretera donde vertió el contenido en un cántaro; acto seguido volvió a ocupar su asiento en el coche, al tiempo, la vaca empezó su lento deambular abandonando la calzada.
Ya sin obstáculos reanudamos nuestro viaje.
Te parecerá extraño, pero no se me ocurrió preguntar qué estaba pasando.

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