1 de septiembre de 2010

El fútbol, la ética y las cosas del querer.

Corre el año dosmildiez y somos campeones del mundo de fútbol.
No es el fútbol una de mis prioridades vitales, pero como es obvio, he seguido la copa del mundo, ora viendo algún partido, ora leyendo la prensa.
Y ahora que somos campeones desde un sofá, me invade una extraña calma.
-Un ¡“Por fin, ya era hora”!.
Después de la tempestad, llega solapadamente el momento de la reflexión.
Recapitulemos.
Pasados los siglos volvemos a un punto donde revisitar antiguas sensaciones.
  
   Inglaterra. Un arbitro inglés.
   Flandes. Un equipo holandés de fútbol.
   Nosotros. Y los Tercios.

Siempre me pregunté que se nos había perdido en Flandes. Por qué iban nuestros Tercios a derramar su sangre tan al Norte.
Y lo peor la imagen de nuestros Tercios. Brutales soldados arrasando los campos.
¡Preguntad!. Preguntad a un Holandés que le enseñan en el colegio sobre esa época, sobre esos tiempos.
Desde Albión llegaban los óbolos con los que se financiaba la resistencia holandesa a las pretensiones de nuestro monarca. Y la sangre celtíbera derramándose en el Norte.
Todas nuestra ínfulas se van al traste con la Armada invencible, su propio nombre es, de por sí, el sarcasmo mas clamoroso de todos los tiempos.
Después. Un ir perdiendo influencia y tierras. La inutilidad de nuestro sudor y nuestro esfuerzo. Tan solo nos queda un cuadro, un cuadro de Velázquez . “La rendición de Breda”.
Al menos supimos sublimarnos.
Allí quedó, empero la inquina a “lo español”.
Hagamos una salvedad. Los Tercios se nutrían de soldados de toda Europa. Había franceses, había tudescos, había lusos... Y el general que les mandaba se llamaba Spinola, evidentemente italiano.

Han pasado los siglos. Y en nuestro nombre, un equipo sin armas, con el pasado en lontananza y sin pretensiones regias. Un equipo que se presenta en la final contra los Países Bajos y arbitrado por un inglés. Sí pensamos que la historia puede repetirse, todo hacía presagiar un mal augurio. ¡Volver a perder!.
Y ahí se mezcla todo, guerras de religión, lucha por las tierras, por el comercio, pelea por las influencias. Sobre el tablero europeo, todo.
El principio de nuestra decadencia.

Comienza el partido, un microcosmos terrestre en el que las disputas se dirimen sin derramamiento de sangre.
Un equipo que empieza a jugar, y a jugar bonito. El pasado no existe. Ahora es el futuro. Venimos a jugar, a ser felices.
Un nuevo Velázquez nos pintará en el día de la Gloria.
Mas luego ..., una entrada innecesaria, un árbitro condescendiente, los primeros gritos sobre la hierba.
El sufrimiento.
¡Qué pasa aquí!. A cuento de qué vienen esos golpes, esto es fútbol, ¡por favor!. No es el sitio donde limpiar supuesta afrentas del pasado. Y más golpes.
Y el inglés haciéndose el desentendido.
El segundo tiempo acompañado del temor y la esperanza. El Temor y el Temblor del Sur. Pensé: No mandamos a nuestros chicos a luchar contra los elementos, contra esos elementos.
Acaba el partido y comienza la prórroga. Y la terrible amenaza de llegar a los penaltis. A esa lotería que no refleja las virtudes del equipo ganador, sólo su chiripa.
Y en ésto tres pases y un gol, un gol nuestro, la esperanza, el honor, la alegría, la ética..
Triunfo de la Ética.
No importa lo que hagan los demás, tú no pagas con la misma moneda.
La violencia no otorga la victoria. Paz versus guerra.
La seguridad de tus convicciones. El saber que haces lo correcto. El apoyo mutuo. La suma de individualidades.
A lo largo del torneo hubo días que tuvieron su protagonista, por encima de los demás.
También hubo dudas.
A lo largo del torneo nuestro equipo salió victorioso.
Por eso no citaré ningún nombre. Todos a una. Al final ésto será una película de Berlanga con final feliz.
Sufrir la injusticia de unas decisiones dudosas que nos perjudicaban y no perder el camino. Aguantar las tarascadas sin recurrir a la violencia.
Agruparse tras una idea, esto es un juego. El juego es lo importante, aunque se pierda.
Y la esperanza te la da el pitido final.
Vencimos y además vencimos éticamente.
Lo han demostrado los nuestros, la guerra la violencia, la insidia, no son necesarias para salir triunfante.
¡Salve a los héroes de Sudáfrica!.
¡España es campeona del mundo de fútbol!.

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¡ Y EL BESO !.

3 comentarios:

  1. ¡Pardiez que cosas se os ocurren Señor Don Felipe, pensar en los Tercios de Flandes viendo el partido¡ A mi me pilló viajando de Alemania en la Swiss donde el comandante nos deseó suerte a los españoles a través del altavoz. Realmente cosa del querer es el futbol. Allí disfruté de la victoria sobre los alemanes bebiendo cerveza con ellos. Todo muy civilizado. Pues eso, que viva España (que cosas) y que muy chulas tus reflexiones.

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  2. el beso se lo debio dar ella a el como justo premio al triunfador,pero el amor no entiende
    de etiquetas y tambien triunfó y se impuso sobre
    sobre el ridiculo protocolo.
    Es en el campo del honor y no en las guerras donde se impone con justicia el ganador,bien
    lo sabian los griegos que inventaron las olimpiadas;el esfuerzo en comun y la solidaridad ganaron,los tercios de Flandes y el Spinola ese.por fin se quitaron la espinita...je,je(Spinola-spinita)
    Como bien dices Felipe salve a los heroes.Angel

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