21 de mayo de 2010

Yo soy Funcionario. ¿Y …?

“una concepción del mundo cómoda engendra también un término jurídico cómodo: profilaxis social. Se introduce, se acepta y enseguida resulta comprensible para todos. Usted no tiene culpa, pero debe comprender que se está llevando a cabo una amplia profilaxis social.”
(Solzhenitsyn, Alexandr. Archipiélago GULAG)
     No hay nada más eficaz para el sostenimiento de una idea, sea ésta una barbaridad o una verdad como un templo, que la repetición.
     Repetición machacona, insistente, dilatada en el tiempo. Se deja cuajar. Va formando un poso en la “conciencia general”, de tal forma que llega a ser un “Universal” generalmente aceptado.
     Es evidente que la palabra funcionario ha pasado al acerbo cultural como un fonema peyorativo, sinónimo de perezoso y privilegiado. Y confundimos o asociamos funcionario con el oficinista de un siniestro Ministerio.
     El cine y la literatura han dado buena cuenta de ello, de nuestra historia, y nos hemos reído, y nos hemos ofendido con las actitudes de los funcionarios.
     Pero...
     ¿Qué y quién es un funcionario?
     Ante el nudo Gordiano, Alejandro saca su espada y lo corta. No se preocupó en deshacerlo, era innecesario, fútil.
     Redefinir la cuestión nos lleva a plantearnos las siguientes preguntas:
     ¿Queremos que haya sanidad pública?
     ¿Queremos que haya enseñanza pública?
     ¿Queremos que existan los cuerpos de seguridad del estado?
     ¿Queremos tener jubilaciones?
     ¿Queremos, en definitiva, un bien que esté al alcance de todos?
     Responder afirmativamente a estas cuestiones y a otras más que se nos ocurra nos lleva a preguntarnos cómo lo queremos. Cómo queremos que sean los Hospitales, los Museos, las Residencias, las Bibliotecas, las carreteras...
     La enumeración exhaustiva sería tediosa.
     La sociedad en su conjunto debe responder a esto, y decidir.
     La gente debe saber que no es gratis y que cuesta mantenerlo. Y debe saber lo que cuesta.
     Todo el mundo debe conocer que la Crisis Financiera Mundial no la han generado los asalariados de la Administración Estatal o Autonómica.

     Y ni éstos ni ningún colectivo debe de sufrir una profilaxis social.

     No hay excusas

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