Los pájaros de la ciudad son insolentes,
defecan sobre nosotros sin arredrarse fiados como van por las alturas de ser
inalcanzables, pues trasnochados los tirachinas de los otrora traviesos
mozalbetes no sufren de impedimento alguno que merme su progenie, proliferan
por doquier y en abundancia, dejándonos recuerdos suyos por los tejados, las
paredes o el asfalto, y lo mas asqueroso: sobre nuestras testas. Y lo mismo les
dan que vayan cubiertas con telas y tocados o cabezas descubiertas, sean éstas
de abundante cabellera o más bien rala. Las aves te mandan su regalito hediondo
y pastoso, cuando no, te resbalas produciendo esos esguinces tan molestos, o
las temidas rozaduras cuando se acaba tocando cemento.
Les he visto clavar su mirada en mi con
un aire furibundo, al parecer irritados, afirmando su dominio de alfeizares y
voladizos, saltando a las ramas de las que son señores cuando su seguridad les
aconseja.
Por su inquina deduzco que todos hemos
sido, en algún momento, víctimas propiciatorias, y hemos recibido, por tanto,
alguna insolencia suya: en el pelo, sobre la ropa, en aquel suéter que tanto
nos gustaba y que con ignorancia paseábamos por la ciudad inconscientemente.
Esa mancha que notamos en el momento de
despojarnos de nuestra prenda, o al pasar el peine por la cabeza, y ese hedor
repugnante que nos acompañó tanto trecho y del que somos en ese instante
conscientes.
Confirmo, en una pequeña encuesta
elaborada entre conocidos y transeúntes, la extensión y proliferación de
sucesos escatológicos. Hay compresión y
gestos cómplices de los que han sido objetivo de los arrojos de
gorriones , palomas y demás aves volanderas.
Aves soltando lastre sobre nuestras
cabezas, en los hombros, sobre la espalda. Guano vertido sobre la ropa que roen
tejidos y nos atufan.
No hay colonia que enmascare el fétido
aroma sobre la tela.
Y el auto. Tu auto cubierto de cabo a
rabo por excrecencias de plumífera procedencia.
¿Por qué nos odian los pájaros? ....
Que no nos odian, Felipe, es que no han pasado por la escuela pública y por eso carecen de educación.
ResponderEliminarHola Felipe, he estado ojeando tu blog..., he leido algunos de tus relatos, entretenidos, sobre este último..., realmente en la ciudades hay muchas clases de pájaros que molestan de muchas maneras... y algunos de ellos ni siquiera vuelan. Un saludo.
ResponderEliminarEs su forma de recordarnos la caducidad de nuestras conquistas. No nos odian, nos miran por encima del hombro, tal vez sin comprendernos demasiado.
ResponderEliminar