22 de diciembre de 2009




YO SATURNO.



Yo, Saturno. El abuelo de los Dioses, Padre del infame Zeus que me echó de casa, escribo esta carta a mis queridos mortales para agradecerles su perseverante fervor a pesar de los muchos años transcurridos, a pesar de algunos años malos.


Llegan las saturnales, como todos los años, y en este momento me siento orgulloso de ser Saturno, aunque a veces he sido difamado.

(Goya, me has hecho mucho daño).

En mi honor, se han instituido unas fiestas conocidas como Saturnales, que van según años, entre el 13 y el 25 de Diciembre.

Son mis fiestas un solaz para los desposeídos, unos días en que el amo sirve al siervo.

Unos días para hacer regalos, para reunirse con los amigos a comer y a beber.

Unos días donde se juega a la lotería.

Unos días donde se despide el año vencido y se renuevan las energías para el venidero.

Y donde preparo la feraz tierra para las cosechas.

Un momento para recordar a los amigos, para visitarlos, porque a veces se nos olvida y a los amigos conviene cuidarlos.

Unos días llenos de buenos sentimientos, y un intento de renovarse y ser mejor.

Cuando recordamos a los ausentes.

Cuando queremos que el afecto gobierne nuestros actos.

Algunos se quedan sólo en hacer regalos, y no son de mi agrado. Un presente modesto y con cariño, me alegra el día, pero el mortal, tan dado a la exageración, es dispendioso.

Sí, en parte es culpa de los Olímpicos, tan dados a lo exuberante y grandioso, pero ¿qué se puede esperar de un padre de los dioses que expulsó a su propio padre?.

Yo, Saturno. Soy feliz cuando los amigos se juntan, cuando las familias se reúnen alrededor de la mesa, para compartir sus viandas y sus bebidas.

Bien es cierto que los vendimiadores me consideran su patrón.

Agradezco a los sacerdotes, que el día 24 concelebren mi día, y a todas las gentes que se acercan a orar en mi templo.

Gracias a todos.
Gracias a los mortales que abandonando los viejos dioses por otro más lucido han conservado mis fastos. Desde hace 2500 años me veneran a mí, a Saturno, y todo lo que ello significa.

Deseos de Paz, deseos de Amor, deseos de Abundancia.

Gracias os doy simples mortales por seguir presente en vuestros corazones.

No me importa el nombre que le déis, lo que importa es vuestro espíritu, vuestro corazón y en estos días, estáis conmigo, desde el principio de los tiempos.

Algunos dirán que se celebra otra cosa. No os engañéis, el único que renace todos los años en estas fechas soy yo, Saturno.

Otros sacerdotes pretenden que es el nacimiento del otro, pero ellos saben que nació en primavera y en el fondo no me importa, es un tipo, el tal Jesús, que me cae bien, pues va predicando la paz y el amor a todo el que se deja, y eso, amigos míos, me es grato. Así que no me importa compartir las alabanzas con este buen muchacho, aunque a veces se queje de que sus seguidores se olviden de su cumpleaños, pero es lo que yo le digo: aunque no sea tu cumpleaños, que mejor regalo puedes desear que su intento de seguir tus enseñanzas.

En el fondo no importa si es o no es tu cumpleaños y que sea el mío. Lo que importa es ver estos días en sus corazones, y sus deseos de mejorar, alégrate Jesús, no seas quejica, a mí me dedican unos días al año y tu arrasas en el resto del calendario.
OS DESEO UN FELIZ AÑO NUEVO,
OS LLEVO EN EL CORAZÓN.

EL 2010 VA A SER MEJOR.


FIRMADO


SATURNO PADRE DEL PADRE DE LOS DIOSES


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