10 de noviembre de 2009

Cine de Verano


Bajo la presión del entorno sucumbe una vez más los espacios de mi infancia.

o Me robaron el cine de verano.

o Hasta luego Luckas.

A mi me gustaba el cine de verano.

El lugar donde veraneo. Un fuerte calor y una gran humedad. Es el Bochorno.

Había noches, calurosas noches, cargados de bocatas. Una familia con críos, con abuelos, y con cojines.

Cojines bajo el brazo, cada uno con el suyo y unas rebecas p'al relente.

En la pantalla una pelí, en la mano “Palomitas of course”, agua, refrescos y una cerveza para papá.

Las palomitas eran nuestro premio después de acabar el bocata.

Un clamoroso estrépito saluda el trompazo que se ha ganado el villano, ese pedazo de malhechor y malandrín. Es influencia del abuelo.

El abuelo nos manda callar, pues no se entera de la película. Afortunadamente los otros niños en el cine no le hacen caso, se abre la veda para vitorear en el cine.

Mi hermano pequeño siempre se duerme a mitad de la película y tengo que contársela luego. Yo me encorajino, porque sí se va a dormir que se quede en casa viendo la tele.

Abrieron un cine para todas las estaciones, con aire climatizado.

Nos cerraron el cine de verano.

Adiós al bocata, las palomitas y a volver medio dormido, a caballo sobre mi padre.

Adiós a la doble sesión continua.

Ahora he ganado, una única película, al doble de precio, con aire acondicionado y en silencio. -¡Que como venga el acomodador!.

Adiós al cine de verano. Adiós

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